El santuario es de estilo románico, con una única nave que termina en un ábside semicircular. Al lado sur se adosan la sacristía y el husillo, que guarda la escalera de caracol de subida al campanario. Al lado izquierdo del husillo se dispone un pequeño óculo con motivos vegetales.

Muy poco encontramos en su interior, donde los muros románicos son prácticamente los únicos elementos decorativos.

Destacaremos únicamente la inscripción del lado de la Epístola que habla de la temprana consagración de la iglesia, la cruz de gajos y la talla de San Juan Bautista.

Entre las cubiertas del santuario citaremos una bóveda del cañón que viste los dos primeros tramos, a continuación el crucero, cubierto por una ruda cúpula sobre la que dispone la torre exterior en forma de espadaña, donde se alojan las campanas.

Finalmente, el ábside se cubre por una bóveda de horno. En la cúpula se advierten en las cuatro esquinas cuatro canecillos.

El resto de la decoración interior reside en una moldura ajedrezada que surca los muros de la nave, extendiéndose por la cabecera y los dos capiteles sobre las columnas que separan la nave del falso crucero. El ajedrezado podemos verlo también en el exterior, como en la cornisa del ábside, sustentada por varios canecillos simples, sin decoración y una cabeza de bovino. La pila de agua bendita se sitúa sobre un capitel románico, donde podemos ver motivos vegetales con bolas y una pequeña cabeza felina que se cobija entre el ornato.

Únicamente en el interior encontramos una imagen, una talla barroca de San Juan Bautista, que aparece ataviado con su característica piel de camello, sostenido con su mano izquierda dos de sus atributos característicos: un libro y el cordero.